miércoles, 10 de octubre de 2007

PALEOLÍTICO:la cruz




En la prehistoria, la cruz de madera se usaba, al parecer, para hincarla en el fondo del río, de modo que, cuando el agua creciese hasta llegar a la altura de los brazos, había peligro de inundación y la tribu ribereña tenía que coger sus bártulos y alejarse a toda prisa de la orilla. A ciertos condenados a muerte se les ataba al palo central, sujetándoles los brazos a los de la cruz para que el agua, al crecer, les fuese ahogando lentamente.


Es curioso que sea tan poco conocido el origen posible de la cruz, que es una de las formas más familiares de nuestra cultura

martes, 9 de octubre de 2007

PALEOLÍTICO:escultura



-Esculturas. venus paleolíticas: figuras femeninas en o en relieve , conocidas con el nombre genérico de venus. Son figuras de pechos, caderas, glúteos y vientre muy exagerados (esteatopigia) y el rostro apenas esbozado. Son esquematizadas dentro de un contorno ovoide. Reflejan el culto a la mujer fecunda que en la religiosidad prehistórica es paralela al de la tierra fértil. Es posible que ocupe un mismo lugar social el culto agrario y la ritualización de la mujer que posee el misterioso poder de la renovación de la vida. Suelen realizarse en marfil de mamuts, en piedra o en arcilla mezclada con hueso pulverizado y endurecida al fuego. Impresiona su amplia distribución espacial y su unidad estilística

PALEOLÍTICO:instrumentos líticos.




Los instrumentos líticos más simples reciben el nombre de choppers (cantos trabajados monofaciales) y chopping tools (cantos bifaciales) que constituyen la denominada cultura de los cantos trabajados, propia del Homo Habilis.


Fueron tallados mediante percutores con la intencioón de crear una serie de útiles rudimentarios apuntados o con filos por una sola cara. El siguiente paso fue el tallado de bifaces, trabajando bloques seleccionados de piedra por ambas caras hasta darle la forma deseada, en ocasiones muy sofisticada, como la del bifaz simétrico, encontrado en grandes cantidades en Europa, que fue probablemente un instrumento multiusos (hacha de piedra).


Estos bifaces hicieron su aparición durante la existencia del Homo erectus del que se han encontrado restos desde el sur de África hasta el sudeste asiático y que abarca un periodo iniciado hace 1,8 millones de años y que se extendió hasta hace unos pocos centenares de miles de años. Los bifaces debieron ser, por tanto, unos útiles prácticos y eficientes. El achelense constituyó una de las etapas más importantes del paleolítico inferior.
La denominada técnica levallois supuso un notable avance técnico; apareció en diferentes lugares y fechas durante este periodo, probablemente de forma espontánea y no por aculturación. Fue en el paleolítico medio cuando alcanzó su máximo desarrollo.

PALEOLÍTICO:pinturas rupestres.





Solían hacerse en lo más profundo de las cuevas (aunque se han encontrado algunas excepciones) y entre los temas favoritos encontramos las imágenes de animales -algunos extintos como mamuts o uros y otros reconocibles en la actualidad- como bisontes, caballos, gacelas, osos, ciervos o toros de asombroso realismo, bien plasmados en grupo o de manera individual. En ocasiones se incluían signos como manos impresas a modo de tampón o contorneadas (soplando la pintura por la boca a modo de aerosol), símbolos abstractos o figuras humanas en escenas de caza o lucha en las que está siempre ausente el paisaje pero que en cambio tienen un movimiento y una naturalidad sorprendentes.


El hombre prehistórico basaba su subsistencia en la caza y la recolección de alimentos como bayas, raíces, etc., y su actividad cotidiana se desarrollaba en competencia directa con multitud de especies de depredadores que amenazaban su vida y de las que tenía que defenderse.




La importancia que la actividad cinegética tenía en aquellas sociedades queda patente en esa abundancia en la representación de estos animales salvajes.


Entre las técnicas más habituales con las que se ejecutaban las imágenes está la pintura, llevaba a cabo a base de pigmentos naturales como el ocre, el carbón o el manganeso que daban lugar a colorantes de tonos rojizos, negros o amarillentos) disueltos en grasa animal, que podían aplicarse con los dedos o con ramas y fibras a modo de pincel. Las hay solamente perfiladas o con el interior decorado simulando volumen, y resulta característico que las siluetas siempre aparezcan de perfil. Sin embargo también encontramos relieves y grabados, de hecho no resulta extraño encontrar pinturas que han aprovechado resaltes y abultamientos en la roca para conferir tridimensionalidad a la figura.




Se distinguen de las del Neolítico por su mayor sencillez.

jueves, 4 de octubre de 2007

MESOLÍTICO:construcciones mortuorias






Dolmen:
Monumento construido con grandes bloques de piedra que forma una cámara de enterramiento que soporta una o varias piedras planas a modo de techo. Muchos estuvieron originalmente recubiertos con tierra, formando túmulos. En algunas construcciones la cámara está precedida por un pasillo, un corredor construido a base de ortostatos con cubierta adintelada.




Menhir:
Gran piedra larga (monolito) colocada verticalmente en el suelo.



Cromlech:
Círculo de piedras formado por varios monolitos.

MESOLÍTICO:puntas de flecha





Una punta lítica es un instrumento tallado en piedra(casi siempre sobre lasca u hoja)con forma alargada, con un ápice terminal muy agudo más o menos paralelo a su eje de simetría. La forma de obtener una punta lítica es extremadamente variada, así como su función, aunque ésta última es, en casi todos los casos, la de servir como extremidad de una lanza,jabalina,flecha u otra arama de caza o combate (aunque hay varios casos en los que se ha podido determinar que las denominadas puntas eran, realmente, cuchillos). Desde el punto de vista técnico son innumerables las formas de obtener el extremo aguzado, pero las más básicas son:
Punta obtenida directamente del soporte con la forma triangular ya definida, sin necesidad de retoques; para lo cual se requiere una preparación previa del núcleo que permita predeterminar la morfología del producto gracias a un nervio central que conduce la fractura, por ejemplo, la Punta Levallois.
Punta constituida por la convergencia en ángulo agudo de un borde con retoque abrupto (o borde abatido) con otro borde natural de la lasca o de la hoja soporte. El borde abatido puede ser rectilíneo, como ocurre con las Puntas de la Gravette, o curvo, como es el caso de la Punta de Chatelperrón. Este tipo de obtener puntas también es habitual en los microlitos, como la asutraliana Punta de Adelaida.
Punta constituida por la convergencia aguda de dos bordes retocados mono o bifacialmente. Dependiendo de las cualidades del retoque hay infindad de variantes. Por ejemplo, las Puntas Musterienses tienen un retoque escamoso, mientras que las Puntas Solutrenses tienen un retoque plano y cubriente.
Punta de La Gravette
Puntas de Chatelperrón
Punta de Adelaida
Punta solutrense En esta gran categoría pueden incluirse muchos tipos de microlitos apuntados, como hace Georges Rozoy, y, por supuesto las puntas de lanza y de flecha de todo el globo, siendo algunos de los ejemplos más representativos:
Puntas triangulares, son las más simples y las más comunes, quizá por la lógica de su morfología. Las primeras son las llamadas Puntas mustirienses
que, a pesar de su nombre, aparecen ya en el Paleolítico inferior, aunque son más típicas del Paleolítico medio. Parecida cronología tienen las Puntas Levallois, aunque su fabricación es conceptualmente muy diferente. Las puntas triangulares persisten a lo largo de la Prehistoria, encontrando ejemplares de morfología triangular, más alargada (Puntas de la Gravette) o más corta (Puntas de El-Emireh y Puntas Azilienses, éstas ya epipaleolíticas).
Punta Levallois
Punta Musteriense
Puntas de El Emireh
Punta aziliense
Puntas de Muesca lateral, como las del Solutrense mediterráneo, las Puntas Kostienki del Paleolítico superior
centroeuropeo o las Puntas de Sandía del Paleoamericano.
En el Epipaleolítico europeo hay una punta microlítica de muesca lateral llamada Punta Hamburguiense...
Puntas foliáceas bifaciales, como las hojas de laurel solutrenses
, las Puntas Szeletienses del Paleolñitico medio.terminal de Centreo de Europa, también en el paleolindio de Norte América, la Punta de Ágata Basin, etc.
Punta de muesca europea
Punta foliácea africana
Punta foliacea americana
Punta de El Wad, asiática
Puntas de base cóncava, destacando muchos de los modelos de puntas de proyectil del paleoamericano: Punta de Cumberland, Punta de Midland, Punta de Plainview... y, entre todas ellas las puntas de Clovis y Colsom
. Por su parte, en Europa, relacionadas con las citadas puntas de Kostienki están las Puntas de Markina-Gora. con forma triangular obtenida con retoque cubriente y base cóncava. En el Epipaleolítico del Proximo Oriente señalamos la Punta de Bou Saada, y en norte de África la de Aïoun Berriche y, en Europa la Punta de Tardenois, entre otras.
Punta de Tardenois
Punta de Clovis
Punta de Folsom
Punta de base cóncava
Puntas pedunculadas de las que hay decenas de variantes dependiendo del tipo de retoque, la presencia o no de aletas laterales, el tamaño e incluso de la morfología del pedúnculo. Entre otras podemos citar, entre las más antiguas, las puntas Levallois pedunculadas del
Ateriense africano. En el Paleolítico Superior, aparecen piezas pedunculadas como la Punta de La Font-Robert del Gravetiense, o las Puntas pedunculadas bifaciales del Solutrense español o la Punta de Teyjat del Magdaleniense y, ya en la transición con el Epipaleolítico, la Punta Ahrensburguiense. Con la invención del arco y las flechas durante el Mesolítico, aparecen numerosas puntas con algún tipo de lengüeta de enmangado que podría entrar en la consideración de pedúnculo para flechas (la Punta de Byblos en el Próximo Oriente, la Punta de Ounan en el norte de África, la Punta de Corgnac o la de Lingby en Europa...). Dejaremos al margen las puntas de flecha foliáceas, que tienen una tipología propia y que se tratan en el artículo correspondiente.
Punta ateriense
Punta Ahrensburguiense
Puntas de Mesa Verde
Punta de El Khiam
Un caso especial, son las puntas de proyectil de la
etapa Paleoamericana, cuya zona de enmangue no puede ser calificada como un simple pedúnculo, debido a que está formada por una o dos muescas enfrentadas, que no forman una auténtica lengüeta, sino que se parece más a una espátula o a a una cola de pescado; de hecho es común denominar algunas de ellas con ese sobrenombre: puntas de cola de pescado americanas (Punta de Scottsbluff, Punta del Lago Borax, Punta de Silver Lake, Punta de Edén, Punta de Mesa Verde, Punta de Cueva Fell...); la mayor parte de ellas pudieron formar parte de armas arrojadizas con o sin arco (dependiendo de sus dimensiones). Aunque muy diferente en su fabricación y tamaño, también la de Punta de El Khiam, una punta de flecha no bifacial, sino microlítica, del Epipaleolítico del Próximo Oriente, tiene la zona de enmangue formada con dos muescas contrapuestas. Obviando aquellos objetos líticos denominados puntas que hayan podido ser utilizados como cuchillos, las puntas de proyectil también se fabricaban de asta, marfil o de hueso, en cuyo caso son denominadas azagayas o arpones, aunque debido a que están hechas en materiales perecederos son menos abundantes en los yacimientos (esto no implica que su uso fuese menos frecuente). En cualquier caso, si se trata de armas arrojadizas, los arqueólogos intentan conocer el medio de propulsión, distinguiendo tres modos básicos: lanzamiento directo con el brazo (que es el que se da hasta el Paleolítico superior), lanzamiento por medio de un propulsor, un instrumento prehistórico que servía para impulsar venablos y que fue inventado independientemente en el Viejo Mundo y en América, donde suele emplearse la denominación de los antiguos mexicas, en lengua náhuatl, es decir, Atlatl. Por último, están las puntas de flecha, evidentemente impulsadas por un arco, igualmente inventado en numerosos lugares del mundo de forma independiente (incluyendo América).

MESOLÍTICO:pinturas rupestres de Henarejos.


Es un panel figurativo, de 100 por 80 centímetros, en el que se mezclan personajes reales, en trazo lineal, con una clara actitud venatoria, realizada sobre unos esquemas figurativos con clara simbología ritual -hombre/mujer- en tonos ocres, marrones y rojizos. En su parte derecha e inferior se halla descascarillado, no sabemos si por las inclemencias del tiempo o por la mano del hombre, ya que por el vértice superior aparecen unas líneas rojizas y se pierde la continuidad del cuadro por debajo de una fila de hombres y mujeres. En la porción inferior e izquierda, hay una silueta rojiza y amorfa que destaca sobre el blanco del fondo: un gran ofidio, un jabalí, un oso...?. En el centro, las tres figuras principales del abrigo: una cabra herida dando el úItimo salto, en los estertores de la agonía; a su izquierda, las ancas de otra cabra humillada y cayendo muerta por las flechas de los guerreros. Guerreros que, situados en la parte superior, lanzan flechas, se arrastran en actitud de sorprender a los cérvidos y, uno de ellos, con el gorro ibero, sus genitales al aire y los brazos en cruz, sostiene runa honda en su mano derecha. Debajo del ciervo de la derecha, se aprecia el desconsuelo de la muerte en un guerrero caído y sin aliento, mientras otro cazador por detrás, tiene extendido el brazo izquierdo sujetando el arco y con el brazo derecho tensa la cuerda dispuesto a disparar. Seguramente una parte de la pintura se debió realizar en la primavera, cuando los ciervos han perdido la cuerna (desmogue). Una Z invertida parece un hombre en actitud orante y el resto, líneas quebradas con un punto central, hombres y mujeres formando corro, prototipo del arte figurativo - ¿festejan el éxito de la cacería o hacen corro para recibir a los cazadores, o...?. También el guerrero situado en el centro de la imagen, por encima de la cabra herida, parece que ha resultado herido, porque tiene la pierna derecha doblada, con la rodilla en tierra, las manos apoyadas en el suelo abandonadas.
Se puede decir de todo en cuanto a las formas, y la imaginación puede volar para situar esta escena entre los ritos religiosos, la celebración del buen resultado de la cacería o la tristeza por la muerte de dos guerreros.